martes, 27 de noviembre de 2012

Grasas Trans


Hoy en día tenemos muy en cuenta que el abuso de Grasas Saturadas en nuestra dieta puede tener un efecto perjudicial en nuestra salud. Sin embargo, no tenemos tan en mente que existen otro tipo de grasas mucho más peligrosas para nuestro organismo, las Grasas TRANS.



¿QUÉ SON LAS GRASAS TRANS?

Configuración Trans
Las Grasas Trans son ácidos grasos insaturados, de origen vegetal obtenidos tras un proceso de HIDROGENACIÓN. Este proceso consiste en la inyección de hidrógeno a los ácidos grasos poliinsaturados de los aceites vegetales de semillas, como el de girasol o el de soja. A partir de este proceso se obtienen las llamadas Grasas Hidrogenadas o Parcialmente Hidrogenadas.

Durante la hidrogenación, gran parte de las grasas poliinsaturadas se convierten en saturadas; así se consigue modificar el aspecto físico de los aceites, que pasan de un estado líquido a uno sólido.

Este proceso aumenta la vida útil de los productos, potencia su sabor y mejora su textura. Además la adicción de las grasas hidrogenadas al producto abarata los costes del mismo, lo que se traduce en mayores beneficios para la empresa productora.

¿QUÉ ALIMENTOS CONTIENEN GRASAS TRANS?

Las Grasas Hidrogenadas se usan en la elaboración de múltiples productos. Evitar su consumo es complicado, ya que forman parte de muchos alimentos.

Se encuentran con frecuencia en snaks y aperitivos salados (palomitas, patatas fritas, etc), en productos precocinados (empanadillas, canelones, croquetas o pizzas), en galletas, margarinas y en la bollería industrial. Por ello, si se consumen este tipo de productos con frecuencia, es interesante valorar la composición nutricional de los mismos.

Para identificar si un producto contiene o no este tipo de grasas, debemos saber leer el etiquetado nutricional de los alimentos. En la lista de ingredientes aparece si el producto contiene Grasas Hidrogenadas o Parcialmente Hidrogenadas, lo que es indicativo de que el producto puede tener Grasas Trans.

La etiqueta de Grasas Hidrogenadas hace referencia a que esos ácidos grasos han completado el proceso de hidrogenación. La hidrogenación completa convierte las grasas insaturadas en saturadas, pero es más difícil encontrar ácidos grasos Trans.
La etiqueta de Parcialmente Hidrogenado es indicativo absoluto de que ese producto va a contener Grasas Trans.
Así, la cantidad de Grasas Trans va a depender del grado de hidrogenación, y este únicamente lo conoce la empresa productora.



CONSUMO DE GRASAS TRANS

Su consumo esporádico, en una dieta equilibrada, no va a provocar consecuencias negativas para la salud.

La problemática de su consumo viene dada por un abuso continuado en la ingesta de productos que contengan este tipo de grasas; ya que además de favorecer un aumento de peso, van a disminuir la salud del consumidor de manera continuada en el tiempo, puesto que los efectos del abuso de estas grasas aparecen a largo plazo.

El estudio de los efectos de las Grasas Trans en el organismo, ha demostrado que altera negativamente los niveles de colesterol en nuestro cuerpo. Este tipo de grasas aumenta los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre. El efecto que tienen en el colesterol es mucho peor que el de las grasas saturadas, debido a que disminuyen el “colesterol bueno” HDL y aumentan el “colestero malo” LDL.

El consumo continuado de Grasas Trans no solo afecta al colesterol. Se ha demostrado que tiene el efecto de retrasar el crecimiento y la maduración del cerebro. Las grasas son esenciales en nuestro organismo, ya que forman pare de la membrana de las células, y estas grasas forman paredes defectuosas.
Por otro lado aumentan el riesgo de padecer diabetes tipo 2, sobre todo en mujeres.

En conclusión, las Grasas Trans son aún más perjudiciales para la salud que las grasas saturadas propias de la carne, la mantequilla y de algunos productos lácteos. El exceso de Grasas Trans favorece la aterosclerosis (estrechamiento de las arterias que dificulta el paso de la sangre), por lo que resulta peligroso para la salud del corazón y las arterias.

Por tanto, es recomendable revisar el etiquetado de los alimentos y no abusar de aquellos que contengan este tipo de grasas. Conviene sustituirlos por repostería casera que, aunque también presenta un importante contenido calórico, pueden prepararse con grasas saludables como aceite de oliva, y pueden incluir ingredientes tan sanos como la fruta o los lácteos.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Las Setas


Las Setas son muy apreciadas en nuestra gastronomía por su variedad de formas, colores y aromas, aportando a nuestras comidas gratos sabores.


Son la parte visible y comestible de ciertos hongos superiores que emergen en determinadas épocas del año, sobre restos vegetales o en la tierra. Existen especies comestibles, especies venenosas y hasta especies con propiedades curativas. Reconocerlas y recolectarlas es un arte. La mejor época para su recolección es en los meses de otoño, aunque durante la primavera y, en menor medida, en verano e invierno hay también especies de hongos de una gran calidad.

Valor nutricional de las Setas
Las setas poseen un gran valor nutricional, difícil de igualar, por lo que constituyen una excelente opción alimenticia.
  • Bajo valor calórico: Las setas aportan poca energía, alrededor de 25 a 30Kcal/100g debido a su gran contenido en agua (de un 80 a 90% de su peso). Por este motivo son muy recomendables a la hora de controlar el peso y el apetito.
  • Proteínas: Aunque se dice que las setas son especialmente ricas en proteínas, su contenido proteico es bajo y oscila entre el 2 y el 5%, valores próximos a los que presentan las verduras. Algunas setas, como la apreciada trufa, llegan a valores de un 7% de proteínas. Sin embargo, su relativa riqueza en compuestos nitrogenados, responsables en gran medida de su sabor, las convierte en perjudiciales para personas que padezcan de gota, niveles elevados de ácido úrico y problemas reumáticos.
  • Hidratos de Carbono: El contenido de hidrato de carbono en las setas es bastante bajo (4%) y fundamentalmente en forma de glucógeno y polisacáridos de cadena corta. Son un alimento rico en fibra dietética, aportando alrededor de un 2.5%, por lo que las setas poseen un gran efecto saciante, además de prevenir contra enfermedades de colon, obesidad y cardiopatía isquémica.
  • Grasas: Son un alimento muy bajo en grasa, su aporte en la dieta oscila entre el 0.2 al 0.5%.
  • Alto contenido en vitaminas: Destacan sobre todo del grupo B (niacina, riboflavina y biotina).
  • Buena fuente de minerales: Aportan cantidades interesantes de fósforo, potasio, hierro, cobre y cinc. Además es un alimento con un bajo contenido en Sodio.

Preparaciones culinarias
Antes de preparar las setas es importante asegurarse bien de que son comestibles y limpiarlas de un modo adecuado.

Si las hemos recolectado nosotros, es importante que al llegar a casa  las limpiemos de una en una con cuidado de no dañar la seta y de quitar todos los restos de tierra, hojas y ramas. Lo mejor es lavarlas con un trapo húmedo, limpiando la superficie y reservar las setas en un lugar fresco y tapadas con un paño, para que conserven su textura y su aroma, y se conserven en buen estado.

Aun así, las setas son alimentos perecederos y debemos consumirlas lo más rápido posible para poder disfrutar de todo su aroma y sabor.

Las setas se pueden preparar de muy diversas formas, pero debemos tener en cuenta que su preparación debe ser sencilla para no desvirtuar su aroma:



  • Asadas o al Horno, ya que ésta es una técnica que realza su sabor, pero se pierden muchas vitaminas.
  • A la plancha también es una técnica muy apropiada para las setas porque son alimentos poco carnosos. Las setas y los hongos tienen un sabor tan característico, que permiten cocciones muy sencillas y deliciosas. La más simple de todas es saltearlas a la plancha con unas gotitas de aceite de oliva y sal. Este aliño es más que suficiente para tener un manjar en muy pocos minutos. Puede hacerse también en una sartén o al horno.
  • Hervidas, si se emplea esta técnica es conveniente utilizar la menor cantidad de agua posible y añadir las setas cuando el agua ya esté hirviendo. Así se consigue que la pérdida de vitaminas y sales minerales sea mínima.
  • Al vapor, siendo esta la técnica culinaria en la que se da una menor pérdida de nutrientes y con la que mejor se conserva el sabor.
  • Salteadas, con diferentes verduras o pastas. Es un plato muy apetecible y con un agradable contraste de sabores. Algunas hortalizas, como el ajo, la cebolla y el perejil, casan muy bien con las setas y los hongos, a la vez que complementan su sabor de manera extraordinaria. Para combinarlos, se puede saltear las hortalizas antes -por separado- y luego hacer un salteado en conjunto, con las setas. También se puede cocinar al mismo tiempo, tanto salteado como al horno. Un truco consiste en añadir un chorrito de vino blanco a las setas cuando estén en su máximo punto de cocción -ya sea en el horno, la sartén o la plancha-. Ese toque de vino origina una caramelización de los jugos e impregna a las setas con un aroma exquisito, que potencia su sabor.
  • En revuelto. El salteado previo, algunas veces, es el preludio del famoso revuelto de setas o champiñones. Para hacerlo, basta con agregar huevo al salteado anterior. La proporción correcta es de un huevo y medio por persona. Es importante batir los huevos -aunque no tanto como se hace para una tortilla- y verterlos sobre las setas, pero a un fuego tan bajo que cueste cuajar. De esta manera, quedará un revuelto cremoso, meloso y con una textura idónea. De hecho, el principal ingrediente de este plato es el tiempo: hacer las cosas sin prisas evitará resultados no deseados. A propósito de esto, conviene añadir la sal cuando el revuelto esté casi cuajado (no antes), para que el huevo no se desnaturalice y quede con un color casi ocre.
  • En estofado. En materia de setas, no todo son salteados, el horno y la plancha. Si disponemos de tiempo y un poco de paciencia, podemos elaborar deliciosos estofados de setas con un fondo de verduras salteadas, que nos servirá de potente base. Después de saltear las setas gruesas y carnosas, como el robellón, se cubre la mezcla con un  aldo y se deja cocinar poco a poco. Este guisado se puede complementar con unas colas de langostinos, o unos trocitos de pechuga de pollo, ya que las setas y los sabores suaves crean un plato equilibrado en cuanto a gastronomía y a salud

Para los aficionados a su recolecta



La mayoría de las setas brotan a finales del verano y en otoño del suelo de bosques y prados, después de las primeras lluvias. Aunque algunos hongos son capaces de vivir sobre cualquier tipo de materia, la inmensa mayoría siente especial predilección por un determinado tipo de hábitat donde viven y desarrollan su actividad.
Un verdadero aficionado a recolectar setas debe saber dónde encontrarlas.

A la hora de recolectar o consumir setas no debes olvidarte de que las intoxicaciones por setas son bastante frecuentes y a veces muy peligrosas, por lo que hay que tener especial cuidado de consumir sólo aquellas setas que sean comestibles y se encuentren en perfecto estado.
  1. Recolectar sólo aquellas setas que se conozcan, que podamos identificar sin ninguna duda como comestibles. Nunca consumas setas que no conozcas. Es un seguro de vida que no se te puede olvidar.
  2. Elegir las setas que se encuentren en perfecto estado, desechando aquellas que estén deterioradas o demasiado maduras. Aparte del riesgo de consumir alguna oruga o gusano, hay peligro de botulismo. Las setas muy maduras suelen ser indigestas, además pueden contener esporas que pueden causar reacciones alérgicas.
  3. No recolectar setas de lugares próximos a focos de contaminación química (carreteras, industrias químicas y vertederos) donde se concentran gran cantidad de sustancias tóxicas. Las setas son capaces de acumular metales tóxicos para la salud como plomo, cadmio o mercurio.
  4. No recogerlas después de lluvias fuertes, pues se pudrirán con mayor facilidad.
  5. Para su recolección, se deben cortar con una navaja y no destruir su micelio. Si el micelio se mantiene íntegro, posiblemente volverá a dar nuevas setas.
  6. Dejar siempre algunas setas sin cortar para asegurar que sigan reproduciéndose en esa zona.
  7. Eliminar cuidadosamente la tierra adherida y colocar el sombrero con las láminas hacia abajo para evitar que se manchen.
  8. Fiarse exclusivamente de las guías de campo para su recolección es peligroso. Nos pueden llevar a confusión, lo mejor en acercarse a centros especializados en identificación de setas, ellos nos asesorarán sobre las setas que son comestibles y las que no.
  9. No pisar ni destrozar ninguna seta, aunque sea venenosa. Son necesarias para el equilibrio del ecosistema.
  10. Para transportarlas o conservarlas, lo ideal es utilizar una cesta de mimbre. No utilizar bolsas de plástico que facilitan su posible fermentación por lo que se estropean con rapidez e incluso puede aparecer la producción de toxinas o surgir un brote de botulismo.


lunes, 5 de noviembre de 2012

Productos Light a Prueba



A menudo tenemos la creencia de que cualquier producto con la etiqueta “Light” o “Diet” en su envase nos va a ayudar a adelgazar. Sin embargo esta etiqueta no es sinónimo de Bajo en Calorías.

La palabra DIET define a una amplia gama de productos cuyos componentes se han modificado, ya sea porque tienen menos hidratos de carbono, más proteínas, menos grasas, o un aumento de minerales en su composición. Es decir, es una denominación que puede aplicarse a cualquier producto que ha variado su composición química con respecto al original.

Un alimento LIGHT es aquel que presenta un porcentaje de energía (la energía se mide en calorías) inferior a su alimento de referencia, es decir, al mismo alimento pero en su versión natural. Para poder hablar con propiedad de un alimento light es necesario que éste parta de un alimento que ya se encuentre en el mercado (puede ser natural o manufacturado), pues sólo así podrá etiquetarse como tal.
El menor índice de calorías se consigue al reducir o sustituir alguno de los componentes del alimento de referencia. Esto se hace bien al disminuir su cantidad de hidratos de carbono (azúcares) y sustituirlos por edulcorantes, o al reducir el aporte de grasas o emplear sustitutivos de grasas.

Conocer esto es fundamental para llevar a cabo una elección adecuada, ya que debemos tener presente que estos productos no adelgazan y no tienen porqué ser poco calóricos. Es fundamental saber entender el etiquetado nutricional de los productos y fijarnos siempre en si el alimento con denominación light o diet aporta menos calorías que el alimento en su versión natural.

En el mundo occidental, las personas quieren comer alimentos de similares características a los tradicionales pero de menor aporte energético. Desde el punto de vista dietético y nutricional nada desaconseja llevar una dieta basada en alimentos menos grasientos y con menos azúcares, pero para ello no es indispensable recurrir a los alimentos light.
Comiendo menos cantidad de algunos alimentos y cocinando de la manera adecuada, se consigue reducir la ingesta de grasas y de azúcares sin necesidad de optar por los alimentos light, que por lo general son más caros y no resultan tan apetecibles como los alimentos a los que pretenden imitar.


Comprar con cabeza

En cada sección del súper puedes encontrar la versión light o baja en calorías de muchos alimentos: mayonesa, mermelada, margarina, cacao en polvo, refrescos, patatas chips, galletas y bollería, pan...

Pero, Cuidado! no te dejes engañar, muchos de los alimentos que se anuncian como light tienen las mismas calorías o sólo unas pocas menos que los normales, mientras que su precio suele ser más elevado.

Si tu objetivo es no añadir calorías extra a tu dieta, sí son recomendables los productos lácteos desnatados, las mermeladas rebajadas en azúcar, los refrescos light o los edulcorantes a base de sacarina, aspartamo y estevia (ya que son acalóricos).

Los productos bajos en calorías o dietéticos son más caros que los normales. Para no llevarte a engaño y no arruinarte lo mejor es que mires los ingredientes, las calorías y el precio y los compares con los del producto normal que sueles comprar. Debemos tener en cuenta que en su mayoría, los alimentos tipo light tienen un etiquetado deficiente, algunos ofrecen una ración menor de la habitual para presumir de una reducción de calorías, y otros incorporan mensajes que confunden al consumidor. Es por esto que es muy importante fijarse bien en la información nutricional de cada alimento y dependiendo de esta optar por un alimento u otro.


Más de la tercera parte de los alimentos tipo light presentes en las estanterías de los comercios españoles no pueden ser considerados como tales, porque la reducción del aporte calórico respecto de su alimento de referencia convencional no alcanza el 30% que establece la única recomendación en vigor al respecto para los alimentos light en España, cuyo seguimiento no es obligatorio para los fabricantes. Además, tres de cada cuatro alimentos tipo light son más caros que sus equivalentes convencionales.

Un estudio realizado por Eroski Consumer concluye que los alimentos light no reducen su aporte calórico tan significativamente como cabría esperar y que lo más habitual (en el 76% de los casos, concretamente) es que sean más caros que sus referentes convencionales.
Se da la paradoja de que los productos que presumen de light sin serlo son también los que aumentan más de precio respecto a los no light: es el caso de los cereales 'tipo línea' (un 38% más caros), el chocolate (un 50%), las galletas (hasta un 63%), el pan tostado (un 50%) y el pan de leche (un 25%).

El hecho de que un alimento sea light no significa que no sea muy calórico, por lo que el consumidor también debe controlar su consumo. Es el caso de la leche condensada, la nata o las galletas (entre un 15% y un 20% menos de calorías que sus equivalentes convencionales, pero aun así muy energéticos) o el chocolate, que es incluso más calórico (alrededor de un 2%) que su correspondiente 'no light'.

Son alimentos light aconsejables los lácteos que reducen su aporte calórico, eliminando la grasa de la leche entera hasta conseguir leche desnatada, proceso que ayuda a que disminuyamos el consumo de grasa saturada, la menos saludable sin afectar significativamente (sólo se pierden las vitaminas liposolubles, y muchos fabricantes las añaden después para evitar esta pérdida) a las propiedades nutritivas de la leche.

También es importante tener en cuenta el uso que le da el consumidor a estos productos.  Es posible que un consumidor poco iniciado en cuestiones de nutrición, a la hora de incorporar a una determinada receta una cantidad de producto, por ejemplo nata o mantequilla, si este es light, añada el doble de lo habitual porque considera que los alimentos light apenas aportan calorías con relación a los "normales". Otro tanto puede decirse de productos que se consumen sin preparación, como galletas, mahonesas, mermeladas, etc. Y se trata de un grave error dietético, porque la reducción en el aporte calórico casi nunca es tan importante. De ahí la necesidad de que los fabricantes comuniquen esta información, para que los consumidores se hagan cargo de que los alimentos light deben consumirse también con moderación.

Mensajes como 'diet' o 'sin azúcar añadido' pueden ser interpretados como "menos calórico", lo que no siempre es verdad: algunos de estos productos son muy útiles y cumplen su función para personas diabéticas o con el nivel de triglicéridos elevado que no pueden ingerir azúcar, pero puede suceder que su capacidad energética sea similar e incluso superior al equivalente convencional. Éste es el caso de algunas mermeladas sin azúcar en las que no se reduce el aporte calórico porque el azúcar es sustituido por fructosa.

También puede inducir a error el etiquetado del pan tostado "sin azúcar", ya que el poder energético de este producto no viene por los azúcares añadidos, sino porque es muy rico en hidratos de carbono.

Lo mismo ocurre con los cereales para desayuno 'tipo línea', tan energéticos como los demás cereales (excepto los chocolateados o con frutos secos, más energéticos), a pesar de que las imágenes de su paquete induzcan a pensar de que se trata de productos menos calóricos e indicados para guardar la línea.



Comparación producto Light – No Light

En el estudio publicado por Eroski Consumer, se realiza una comparación entre distintos productos light y no light de las mismas y distintas marcas. Podéis ver el estudio completo en la página de Eroski Consumer

Batidos de leche: (Puleva, CL Asturiana) Unos son light, otros no y todos más caros. Todas las fórmulas reducen las calorías, pero las 'sin azúcar' de una manera mucho más significativa (el 48%) que los bajos en grasa (8%). La diferencia de precios se produce más entre marcas que entre las diferentes fórmulas de la misma marca

Biscotes y pan tostado: (Recondo) No son light, pero sí más caros. La versiones sin azúcar y sin grasa no son light o ligeras, dado que su composición es muy similar a la de los biscotes normales (salvo por la sal), sin embargo, pueden llegar a ser un 50% más caros.

Bollería Industrial: (Donut y bollycao Panrico, Palmeritas Maritinez, Bio Century) La bollería industrial light no lo es tanto como pueda parecer: aunque en menor medida, sigue conteniendo mucha grasa y según la marca, cantidades importantes de azúcares. El incremento de precio llega hasta un 10%.

Caramelos duros: (Chupachups) Son light y más caros. Los que no incluyen azúcar, más que destacar por su bajo aporte calórico (la ración de consumo es pequeña, y sólo llega a reducirse 11 calorías), lo hacen porque no provocan caries y por la gran diferencia de precio, evidente en el costo y en la cantidad de producto que tiene un paquete: en los no light 10 caramelos, en los light 4 caramelos.

Cacao soluble: (colacao) Es light, al mismo precio. Consigue reducir a la mitad las calorías sustituyendo el azúcar por edulcorantes sin calorías y prácticamente al mismo precio.

Cereales para desayuno: (Special K de Kellogg`s, Fitness de Nestlé) No son light, pero sí más caros. Las calorías son las mismas, lo único que varía es el precio.

Chocolate: (Santiveri, Pagesa) No son light, pero sí más caro. Sin sacarosa añadida”, no siempre significa que el alimento sea menos calórico, pero sí más sano y adecuado para personas con diabetes sin obesidad asociada. El aumento de precio respecto de un chocolate tradicional es casi del 50%.

Frutas en conserva:  Natreen. Son light y no más caras. Al eliminar el azúcar añadido, las calorías y azúcares que presentan son tan sólo las de la propia fruta

Galletas: (Gullon) No son lights, pero sí más caras. Las galletas ligeras son menos calóricas que las normales, pero mientras que unas reducen sólo la grasa, otras incluyen menor cantidad tanto de grasas como de azúcares. La diferencia de precio es también significativa: las light cuestan casi el doble.

Helados: (Carte d’Or) Son light, pero no más caros. En su versión light reduce a la mitad su grasa y aporta menos calorías, pero no deja de ser un alimento azucarado, graso y energético.

Leche de vaca: (Ram, Pascual, Kaiku) Es light, al mismo precio. En las leches desnatadas, la cantidad de grasa y calorías es notablemente inferior respecto a la leche entera, con la ventaja añadida de que no existen diferencias de precio entre alimentos de la misma marca.

Leche condensada: (Nestlé) No es light, y cuesta lo mismo. La diferencia de calorías entre una y otra es mínima, ya que se reduce el contenido en grasa al usar leche desnatada pero se aumenta la cantidad de azúcar. No hay diferencia de precio.

Maíz cocido: (Bonduelle) Es light, y más caro. La única diferencia es que no contiene azúcar añadido, lo que le hace ser, paradójicamente, 0,6 euros más caro el kilo.

Mantequilla: (CL Asturiana, Arias) Es light, al mismo precio. Aunque, efectivamente, presenta la mitad de calorías gracias a la sustitución de parte del producto por agua, y lo haga al mismo precio, sigue siendo un alimento demasiado graso y energético.

Mayonesa: (Musa, Kraft, Ybarra) Es light y más cara. En las mayonesas light, una importante cantidad de aceite y huevo es sustituida por agua, lo que reduce en un 30% las calorías. Pueden llegar a ser un 16% más caras.

Mermeladas: (Hero, La vieja fábrica, Liegeressa) No todas son lights, pero sí más caras. No todas las mermeladas o confituras que incluyen el mensaje sin azúcar, sin azúcar añadido, con fructosa o apto para diabéticos son light o bajas en calorías. Sólo lo son las que cambian el azúcar por edulcorantes. Las que sustituyen el azúcar por fructosa aportan la misma energía. En este caso, la mejor opción es la mermelada Hero Diet, la cual sustituye el azúcar por edulcorantes acalóricos, reduciendo así en un 93% su aporte de calorías.

Nata líquida: (CL Asturiana) Muy poco light, aunque al mismo precio. Su versión ligera contiene un tercio menos de grasa, pero más proteínas e hidratos de carbono, por lo que al final, la disminución de calorías no es relevante. No hay diferencia de precio.

Pan de leche: (Martinez) No son light, pero sí más caros. Se reduce la ingesta de calorías y grasas porque las raciones son más pequeñas, pero no el porcentaje de los ingredientes, aunque el precio sí aumenta casi un 25%.

Patatas fritas: (Celigüeta, Matutano) Son light y más caras. Algo menos grasas y calóricas, aunque siguen siendo alimentos muy energéticos.

Patés: (La Piara) Son light y más caros. Bajo en calorías y con la mitad de grasa, sigue siendo un alimento muy energético, y hasta un 16% más caro.

Postres lácteos: (Danone) Unos son light, otros no, y todos más caros. Menos grasas y menos calorías, pero la misma cantidad de azúcar (2 sobres por envase) y hasta un 12% más caros.

Queso fresco: (Arias) Es light y más caro. La mitad de calorías y nada de grasa, y hasta un 3% más caro.

Quesos Fundidos: (Hochland, Kraft, La Vaca que ríe, San Millán) Es light y más caro. La mitad de calorías y

Refrescos: (Sunny Delight, Kas limón, Coca Cola, Pepsi Cola) Son light, y al mismo precio. Consiguen reducir casi a cero las calorías sustituyendo el azúcar por edulcorantes no calóricos, y mantienen el precio.

Yogures y leches fermentadas: (Danone, Kaiku y Actimel) Son light, algunos más caros e incluso uno más barato. Aportan una media de 35 calorías, nada de grasa y la misma cantidad de azúcares que los naturales, a buen precio.


Conclusión

Aunque la mayoría de los productos light o diet nos resulten muy atractivos de consumir debido a la fama que el mercado los ha dado como productos adelgazantes, debemos tener muy en cuenta su valor nutricional. Antes de comprar cualquier producto mira bien el etiquetado y compáralo con el original.

Pero, siempre debemos tener en cuenta que si llevamos una buena alimentación no necesitaremos este tipo de productos para adelgazar. Si queremos consumir menos calorías, podemos optar por algunos trucos más sencillos y económicos:

     1) Escoger más a menudo los alimentos menos grasos y  poco azucarados
  • Lácteos con poca grasa (leche semidesnatada o desnatada, queso fresco tipo Burgos, requesón, yogur natural o desnatado, etc.). 
  • Carnes más magras (pollo y pavo sin piel, conejo, cinta de lomo y magro de cerdo, filete de ternera, solomillo de cerdo o ternera, caballo). 
  • Jamón serrano sin el tocino, cocido de primera o extra, fiambres de pavo o pollo. Desgrasar los caldos de carne y aves en frío. 
  • Sustituir la carne y los huevos por pescado al menos tres o cuatro veces por semana. 
  • Acordarse de revisar con detenimiento el etiquetado nutricional y la lista de ingredientes de los productos manufacturados.
      2) Aliños y salsas: sí, pero con moderación
  • Aliños: Utilizar aceite de oliva y de semillas (girasol, maíz, soja) con prudencia, son saludables para el corazón y los vasos sanguíneos pero están cargados de energía. Una buena alimentación no requiere más de 4-5 cucharadas de aceite al día. 
  • Salsas: escoger las salsas menos grasientas (de tomate, de pimiento, mayonesa aligerada con yogur y otras elaboradas con hortalizas). Emplear lo justo de aceite y harina para su preparación. 
     3) ¿Cómo cocinar los alimentos?
          Escoger aquellas técnicas culinarias que menos grasa añadan a los alimentos: 
  • Plancha: indicado para carnes de calidad, aves, pescados y ciertas verduras. 
  • Papillote (verduras, patata y pescados): condimentarlo al gusto (sal, pimienta, ajo, perejil, limón, etc.). Envolver el alimento en papel resistente al calor y cuando "se hinche" el papel, ya esté listo. El tiempo de cocción varía según la cantidad de alimento, su grosor y su firmeza. Lo normal es entre 15 y 20 minutos, con el horno previamente caliente. 
  • Rehogado (verduras como guarnición o primer plato): en sartén con unas gotas de aceite. 
  • Al vapor, cocido o hervido. 
  • Horno (para todo tipo de alimentos). 
  • Microondas (es muy útil para todo tipo de alimentos). A modo de ejemplo, queda muy bien la patata al microondas para hacer tortilla o como guarnición o ingrediente de todo tipo de recetas. 
          Emplear sólo ocasionalmente: 
  • Fritos, rebozados o empanados. El aceite debe estar bien caliente. Si el alimento va rebozado, añadir una cucharada de agua por cada huevo batido y así absorberá menos aceite. Si además se emplea papel de cocina para retirar el exceso de grasa una vez frito el alimento, mejor. 
  • Estofados o guisos. Retirar la piel de aves y la grasa visible de carnes antes de su cocinado y emplear la cantidad justa de aceite. 
     4) Optar por las guarniciones ligeras
  • Pimientos rojos o verdes asados con poco aceite, champiñones o setas salteadas con poco aceite, rehogado de verduras (ajo, cebolla, pimiento verde, calabacín y tomate; o bien, ajo, cebolla, pimiento rojo, berenjena y tomate), ensaladas, verduras a la papillote (zanahoria, calabacín, berenjena…), etc. 
  • Patata hervida, al horno, al microondas o en puré elaborado con leche semidesnatada o desnatada y poco aceite o mantequilla, y no siempre fritas. 
  • Guisantes salteados con ajo, etc.
Con un poco de imaginación, se pueden crear un sinfín de guarniciones que acompañen a los platos favoritos.