Las costumbres dentro de una misma familia tienen más fuerza que la genética en el comportamiento alimentario
Estímulos que nos hacen comer
Los mecanismos que regulan el hambre y la saciedad son
complejos y obedecen, en general, a patrones neurobiológicos. Sin embargo,
existen otros estímulos, situaciones y conductas que nos impulsan a
comer, aunque no tengamos hambre. Uno de los responsables de la ingesta
excesiva es "comer de manera mecánica", sin prestar atención ni
distinguir la sensación de hambre real de las ganas de comer que bien puede
responder a un apetito desordenado. Otro problema que conduce a comer más de la
cuenta es el "picoteo", además del hecho de comer demasiada
cantidad para las necesidades individuales del organismo.
Técnicas de autocontrol: ayudas para no comer de más

Los expertos, dan ejemplos de distintos estímulos que hacen
"comer mecánicamente", no por hambre. Sugieren además que quien tiene
el problema de comer sin hambre, debe identificar el estímulo que le
conduce a ello y responder a la siguiente cuestión: ¿con qué estímulo
se siente identificado? Al hecho de controlar el comportamiento
alimentario afectan:
- Estímulos internos, comer más en el trabajo por estrés o ansiedad, por aburrimiento en casa, al llegar nervioso del trabajo...
- Estímulos externos, mientras se prepara la comida o la cena, cuando vemos la televisión, justo después de hacer la compra, si se trabaja en un bar o en una pastelería...
Desde el ámbito de la psicología alimentaria se conocen
distintas técnicas que, bien aplicadas, ayudan a cambiar los hábitos o las
costumbres que conducen a comer más de la cuenta o a picotear de manera
continuada. Se trata, en primer lugar, de la autoobsevación: conocerse a
uno mismo es el primer paso para mejorar. Este paso siempre ha de ir acompañado
del autocontrol, que consiste en anotar en una hoja a modo de diario
dietético todo lo que uno come a lo largo del día. Llevar un registro de
los alimentos que se comen, indicando el día, la hora, el lugar y la cantidad
estimada o las porciones de comida ingeridas, además de las sensaciones que
acompañan a lo comido, sirve para conocer de cerca nuestros hábitos
alimentarios y para identificar conductas o comportamientos erróneos. El diario
de los alimentos es una ayuda de autocontrol sobre lo que se come y sobre los
sentimientos que genera lo que se come.
Llevar un diario dietético es de gran ayuda para controlar lo que se come y los sentimientos asociados a la ingesta
Ideas para controlar la ingesta

- Técnica de la parada. Pararse a pensar cuál es la razón que conduce a querer comer y si de verdad se tiene hambre o es "gula", deseo de comer, apetito desordenado. Y hacerlo antes de abrir la nevera, antes de entrar en la cocina, antes de abrir el paquete de galletas, antes de entrar en la pastelería, antes de entrar en la tienda de gominolas...
- Técnica de sustitución. Son pautas que ayudan a evitar la sobreingesta por cantidad o número de tomas mediante la sustitución de ciertos comportamientos habituales obesogénicos por otros que beneficien el control de sus ingestas. El experto en marketing y comportamiento alimentario Brian Wansink ha comprobado en sus estudios de conducta que quienes comen delante del televisor o del ordenador comen un tercio más de cantidad debido a que "no se está concentrado en los alimentos y se come de manera inconsciente", lo que lleva a comer de más. Hay que recordar tres reglas como método de la técnica de sustitución:
- Comer solo en horarios de comidas
- Comer solo en la mesa
- No mezclar actividades (ordenador, TV, lecturas...)
- Alternativas placenteras. Consiste en identificar actividades alternativas que gusten y generen placer o tranquilidad (leer un libro, escuchar música, ver fotos, técnicas de relajación, crucigramas, hacer punto...).
Apetito y control de estímulos:
El nutricionista Brian Wansink ha profundizado en esta
materia y ha abordado, en sus diversas investigaciones, los distintos factores
que afectan de manera notable al comportamiento alimentario: se come más cuando
se deja la comida a la vista, cuando se ve, se huele o se tiene fácil
acceso al alimento preferido o a los 'caprichos' o si se va a comprar
hambriento.
La compañía con la que se come también influye de manera
determinante en la forma de comer hasta el punto de identificar
"buenas" y "malas" compañías; al igual que comer solo puede
convertirse en un problema si no se tiene voluntad o capacidad como para
planificar y respetar unos menús saludables.
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