lunes, 25 de febrero de 2013

Dieta Mediterránea


Hoy en día nadie pone en duda que la Dieta Mediterránea sea el patrón alimenticio más sano que podemos llevar. Sin embargo, en la actualidad, muy pocas son las personas que ajustan sus hábitos a este modelo alimentario.

La Dieta Mediterránea no es solo dieta, es un estilo de vida basado en la adquisición de unos hábitos saludables:

1. Utilizar el aceite de oliva como principal fuente de grasa

Es el aceite más utilizado en la cocina mediterránea. Es un alimento rico en vitamina E, beta-carotenos y ácidos grasos monoinsaturados que le confieren propiedades cardioprotectoras. Este alimento representa un tesoro dentro de la dieta mediterránea, y ha perdurado a través de siglos entre las costumbres gastronómicas regionales, otorgando a los platos un sabor y aroma únicos.


2. Consumir alimentos de origen vegetal en abundancia: frutas, verduras, legumbres y frutos secos
Las verduras, hortalizas y frutas son la principal fuente de vitaminas, minerales y fibra de nuestra dieta y nos aportan al mismo tiempo, una gran cantidad de agua. Es fundamental consumir 5 raciones de fruta y verdura a diario. Gracias a su contenido elevado en antioxidantes y fibra pueden contribuir a prevenir, entre otras, algunas enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.


3. El pan y los alimentos procedentes de cereales (pasta, arroz y especialmente sus productos integrales) deberían formar parte de la alimentación diaria
El consumo diario de pasta, arroz y cereales es indispensable por su composición rica en carbohidratos.
Nos aportan una parte importante de energía necesaria para nuestras actividades diarias.
Hay que tener en cuenta que los productos integrales nos aportan más fibra, minerales y vitaminas que los refinados.


4. Los alimentos poco procesados, frescos y de temporada son los más adecuados
Es importante aprovechar los productos de temporada ya que, sobre todo en el caso de las frutas y verduras, nos permite consumirlas en su mejor momento, tanto a nivel de aportación de nutrientes como por su aroma y sabor.


5. Consumir diariamente productos lácteos, principalmente yogur y quesos frescos
Nutricionalmente hay que destacar que los productos lácteos son excelentes fuentes de proteínas de alto valor biológico, minerales (calcio, fósforo, etc.) y vitaminas.
El consumo de leches fermentadas (yogurt, etc.) se asocia a una serie de beneficios para la salud porque estos productos contienen microorganismos vivos capaces de mejorar el equilibrio de la microflora intestinal.


6. Consumir carnes rojas con moderación, y usar métodos de cocción sencillos (cocción, vapor, plancha…) para su elaboración. Evitar los embutidos, elegir los magros (pavo, jamón, etc.) tomándolos en cantidades pequeñas
Las carnes contienen proteínas, hierro y grasa animal en cantidades variables.
El consumo excesivo de grasas animales no es bueno para la salud.
Por lo tanto, se recomienda el consumo en cantidades pequeñas, preferentemente carnes magras, y formando parte de platos a base de verduras y cereales.


7. Consumir pescado en abundancia y huevos con moderación
Se recomienda el consumo de pescado azul como mínimo una o dos veces a la semana ya que sus grasas (aunque de origen animal) tienen propiedades muy parecidas a las grasas de origen vegetal a las que se les atribuyen propiedades protectoras frente enfermedades cardiovasculares.
Es importante aumentar el consumo de pescado blanco frente al de carne y pescado azul, ya que tiene un menor contenido en grasa. Se recomienda un consumo de tres o cuatro veces por semana.
Los huevos contienen proteínas de muy buena calidad, grasas y muchas vitaminas y minerales que los convierten en un alimento muy rico. El consumo de tres o cuatro huevos a la semana es una buena alternativa a la carne y el pescado.


8. La fruta fresca tendría que ser el postre habitual. Los dulces y pasteles deberían consumirse ocasionalmente
Las frutas son alimentos muy nutritivos que aportan color y sabor a nuestra alimentación diaria y son también una buena alternativa a media mañana y como merienda.


9. El agua es la bebida por excelencia en el Mediterráneo.  El vino debe tomarse con moderación y durante las comidas
El agua es fundamental en nuestra dieta. El vino es un alimento tradicional en la dieta mediterránea que puede tener efectos beneficiosos para la salud consumiéndolo con moderación y en el contexto de una dieta equilibrada.


10. Realizar actividad física todos los días, ya que es tan importante como comer adecuadamente
Mantenerse físicamente activo y realizar cada día un ejercicio físico adaptado a nuestras capacidades es muy importante para conservar una buena salud.

 

El modo de vida actual, el trabajo, comer fuera de casa, o la pereza de cocinar para uno solo, han hecho que se olviden estas buenas costumbres. Desde Nutribell os animamos a disfrutar de la magnífica tradición gastronómica de nuestro país, plantear un cambio hacia unos hábitos más saludables y al mismo tiempo comenzar a disfrutar plenamente de una comida sana, variada y equilibrada!





Escrito por: Sara García
A través de Nurtición y Salud

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