Muchas veces, pensamos que para
adelgazar es necesario realizar un ejercicio específico, como ir a correr,
jugar al tenis o apuntarse a un gimnasio. Sin embargo, aunque esto pueda ser
muy positivo si se realiza de forma regular y continuada, en muchas ocasiones
nuestro trabajo, vida familiar u horarios, no nos permiten la realización de
ninguna de estas actividades. Y al final tendemos a abandonarnos y a no
exigirnos nada en cuanto a actividad física se refiere.
Por otro lado, hay quien piensa
que machacándose en un gimnasio, o yendo a correr un par de días en semana,
puede compensar todos los excesos que ha tenido durante los días previos.
Sin embargo, a la hora de
adelgazar, es mucho más eficaz que evitéis el sedentarismo y os mantengáis
activos, que la realización de cualquier ejercicio específico, sobre todo si
éste no va a ser continuado.
No podemos basar la bajada de
peso en la realización de algún ejercicio, ya que éste no va a suponer un gasto
energético tan elevado como para compensar una mala alimentación. La principal
herramienta de la que disponemos a la hora de controlar nuestro peso es la
dieta, pero sí es cierto que el deporte es una gran ayuda y puede ser clave en
este tratamiento.
¿Cómo influye la actividad física
diaria en la bajada de peso?
En el 2001, Marta Garaulet junto
con su equipo de investigación, realizan un
estudio en el que participaron 20 chicos con una media de edad de 25
años.
A 10 de ellos se les pidió que
siguieran realizando su actividad física habitual y a los otros 10, se les
regaló una bicicleta estática para que hicieran unos 10 minutos de bici a
intensidad moderada, tres veces a la semana.
A los 20 chicos se les realizó
una pequeña liposucción junto al ombligo y Marta estudió la expresión de
algunos genes, concretamente de los relacionados con la acumulación y la
movilidad de la grasa.
Las células que forman el tejido
adiposo se llaman adipocitos, cada adipocito tiene una puerta de entrada (La LPL ) y una de salida para la
grasa (lipasa sensible a hormonas HSL). Cuando engordamos se produce una
entrada de grasa en el adipocito y cuando adelgazamos no disminuye el numero de
adipocitos, lo que sucede es que disminuye su tamaño (debido a la salida de la
grasa del adipocito gracias a las HSL).
Al cabo de unos tres meses se
repitió esta pequeña liposucción y se obtuvieron resultados sorprendentes, ya
que la expresión del gen LPL se había reducido a la mitad, mientras que la
expresión de la HSL
se había multiplicado por 5. Así que el grupo de las bicis tenía ahora más
facilidad de movilizar grasa que de acumularla.
De este estudio se deduce que una
actividad moderada, pero continuada, mejora la capacidad que tiene nuestro
organismo de mover grasa y empeora su capacidad de engordad (acumular grasa).
Es por ello, que es tan importante
la realización de un ejercicio moderado a diario, y no un gran esfuerzo durante
determinados días.
¿Qué podemos hacer para mejorar
nuestra actividad diaria?
Al contrario de lo que pensamos,
el mantenerse activo es muy sencillo, sólo debemos cambiar una serie de hábitos
o pautas a lo largo del día.
Primero, haz un repaso de la
actividad e inactividad que realizas en tu día a día. Es decir, el tiempo que
pasas sentado o durmiendo (inactividad) y el tiempo que inviertes en la
realización de actividades cotidianas (estar de pie, caminar, fregar o
planchar, montar en bici, nadar, etc).
Además es importante que también
incluyas en esta lista el ejercicio específico que realizas al día, como
correr, natación, o cualquier otro deporte. Debes saber que para contabilizar
tu actividad como ejercicio, su realización debe suponerte un esfuerzo hasta el
punto de que el pulso y la tasa de respiración se aceleren. Si esto no ocurre
cuéntalo como actividad cotidiana.
Poco a poco debemos ir aumentando
nuestra actividad, para ello podemos usar un sencillo aparato, el podómetro, que contabilizará esta
actividad en pasos.
Debemos proponernos la meta
diaria de aumentar el número de pasos del día anterior, hasta llegar a alcanzar
los 10.000 pasos diarios, ya que entonces nuestra LPL comenzará a disminuir,
mientras que la HSL
comenzará a aumentar.
Lograr aumentar nuestra actividad
diaria es tan fácil como adquirir una serie de hábitos más saludables:
- Subir a casa usando las escaleras en vez del ascensor.
- Ir andando al trabajo.
- Realizar 15 minutos de bici al día.
- Bailar.
- Salir a pasear.
Si adquirimos unos hábitos más
saludables, logrando que sean duraderos, conseguiremos mejorar la movilización
de la grasa, lo que se verá en una mayor facilidad para la pérdida de peso.
Escrito por: Sara García
A través de Garaulet
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